domingo, 10 de abril de 2011

¿Cómo he de escribir para que me entiendas? ¿Estás tú en mí como yo estoy en ti? ¿No comprendes que este sentimiento que nos lleva a escribirnos es más importante que todo y que a él se ha de sacrificar todo? Este sentimiento lo has hecho nacer tú. Yo te sé en la distancia y sé que mis cartas te llegan, que te llegan con fuego y te queman en las manos y en el sentimiento cuando las abres, y sé que te moderas al contestar, pero yo quiero hacerte de fuego, yo quiero construirte un fuego dentro al que no opongas freno, yo quiero ser fuego de palabra en ti, fuego de amor.
Sabes que te escribo porque no creo en la realidad. La paradoja de esta vida es que mucho más real que lo que percibimos por los sentidos es lo que percibimos por los sentimientos. Yo sé que la sociedad nos habla de moral y nos habla de conducta, sé que a veces pensamos que hay algo imposible, pero yo te digo, amor: no hay nada imposible. Lo único real es lo que quema, y yo sé que te estoy quemando. ¿A qué esperas para contestar estas palabras? ¿A qué esperas para quemarme tú